Si vives en una zona en la que el agua de tu ciudad se puede casi masticar puedes pasar directamente al Plan B de este artículo. Si, por el contrario, el ayuntamiento de tu ciudad te dice que el agua de la red que atraviesa decenas de kilómetros de tuberías desde su origen hasta tu casa es de buena calidad (incluida la vanagloriada agua del grifo de Madrid) y te estás planteando entre elegir eso o cargar con toneladas de agua al año del supermercado a tu casa embotellada en plástico, este artículo es para ti.
Plan A. Beber agua del grifo
Ya lo hemos descrito: tu consistorio te dice que el agua que te proporcionan hasta tu casa es “buena”. Cuando desde un ayuntamiento se afirma algo así con un calificativo tan vago quiere decir que el agua es potable y posiblemente que su mineralización no es muy elevada. Es lo que sucede en algunas ciudades del norte de España y, como no, en Madrid. Que el agua sea potable viene impuesto por la ley 142 de 1994 y eso se consigue con la cloración que, afortunadamente, nos protege de intoxicaciones por bacterias y otros microorganismos. Se trata de una garantía sanitaria que disfrutamos y que no hay a día de hoy una alternativa más económica y eficaz. Hasta la punta del grifo está bien.
¿Por qué muchas personas no beben agua del grifo a pesar de que su ayuntamiento reparte jarras por los establecimientos hosteleros indignando a sus propietarios? Por dos motivos: el primero que no les gusta el sabor. El hipoclorito sódico, comúnmente llamado cloro, disuelto en pequeñísimas cantidades en el agua le da un sabor inconfundible que te recordará al sabor de la lejía y no por casualidad, sino porque es el mismo componente; el segundo motivo es porque se han informado de que la exposición a este potente químico a lo largo de años está demostrado que incide en el incremento de enfermedades cancerígenas en órganos relacionados con el aparato excretor como la vejiga, próstata, útero, etc. Por último están los metales pesados y demás impurezas que nos regalan con sus tuberías algunas compañías de agua en algunas zonas. Muchas personas pueden ver una pequeña parte de esto al desenroscar los filtros atomizadores que se encuentran en las salidas de agua de sus grifos.
Conclusión: que mi ayuntamiento me proporcione agua potable dista mucho de que sea agua saludable, aunque su mineralización sea relativamente baja. Beber agua del grifo de manera ocasional es seguro, pero su consumo cotidiano está muy lejos de ser saludable.
Plan B. Beber agua embotellada en plástico
Insistiendo en el factor del plástico, porque el agua embotellada en vidrio es la primera alternativa al agua del grifo como agua saludable. Pero hay dos inconvenientes para su consumo a nivel doméstico: la fragilidad del vidrio y su coste elevado. Agua en vidrio descartada. Nos vamos al plástico.
Los envases de agua de plástico presentan múltiples inconvenientes tanto para la salud como para el medio ambiente. Desde el punto de vista sanitario, estudios como los de la Universidad de Columbia de Nueva York han señalado que los microplásticos presentes en estos envases pueden desprenderse y ser ingeridos por las personas, lo que podría tener efectos negativos a largo plazo en la salud, como alteraciones hormonales o problemas gastrointestinales. Además, estos plásticos (PET1) liberan sustancias químicas, como el bisfenol A (BPA) o ftalatos, especialmente cuando se exponen al calor, lo que incrementa los riesgos asociados al consumo de agua embotellada. No sabemos qué ha pasado con una botella de plástico desde que se llena en origen hasta que llega a tus manos.
A nivel ambiental, el impacto del plástico es devastador. La producción y el transporte de envases de plástico generan una importante huella de carbono. Además, la mayoría de estos envases no se reciclan adecuadamente y terminan contaminando océanos y vertederos, afectando a la fauna marina y ecosistemas enteros. Los plásticos pueden tardar siglos en descomponerse, liberando toxinas en el proceso. Esto subraya la urgente necesidad de alternativas sostenibles, como el uso de sistemas de filtración y envases reutilizables, para reducir nuestra dependencia del plástico.
Plan C. Agua filtrada.
Sin caer en el error de juguetes baratos como pequeños filtros para instalar en el extremo del grifo o jarras de poca capacidad que te harán gastar poco dinero, pero sólo consiguen quitar cierto sabor a cloro, pasamos a la opción de filtrar el agua del suministro por equipos de calidad que eliminarán todos estos inconvenientes. Requieren instalación por un profesional y su coste es más elevado, pero instalar una ósmosis inversa en tu casa supone una solución definitiva a todos los dilemas planteados anteriormente. Si bien, es importante que tu proveedor tenga en cuenta la calidad de agua de tu zona, no instalando el primer equipo de ósmosis inversa que tenga en su oferta.
Una depuradora de agua doméstica (con o sin membrana de ósmosis inversa, en función de la comentada calidad de agua entrante) te proporcionará un agua saludable, también para cocinar, y te evitará los inconvenientes invisibles del agua del grifo y el engorro del agua embotellada en plástico. En Activeastur tenemos en cuenta todos estos factores para que tu decisión sea pensando en tu salud y en tu comodidad.