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Ósmosis o carbón activo

Cuando una persona da el paso de comenzar a consumir agua purificada a saludable es normal que le surjan muchas dudas. Al fin y al cabo, existen en el mercado infinidad de opciones que, aunque no sean siempre válidas o eficaces, pueden confundirnos. Por eso en este post vamos a explicar cuáles son las diferencias entre dos técnicas para purificar el agua, como son la ósmosis inversa y el carbón activo. Son dos tecnologías muy diferentes que también ofrecen resultados distintos, principalmente porque un filtro de carbón activo no consigue eliminar, ni de lejos, la misma cantidad de contaminantes y sustancias nocivas como la ósmosis inversa. Como veremos a continuación, esto se debe a que los filtros de carbón activo no son capaces de retener sedimentos o partículas suspendidas, menos aún las que están disueltas. En contraposición, las membranas de la ósmosis inversa pueden llegar a filtrar partículas de hasta 0.001μm, ofreciendo resultados mucho más eficientes. 

Detallemos ahora cómo funciona cada proceso.

Carbón activo

Este sistema de purificación a través de carbón activo es uno de los más antiguos que existe y se ha utilizado a menudo para tratar tanto el agua como los gases. Cuando el agua entra en contacto con este tipo de filtros se reduce cualquier oxidante, como el cloro, que es el más común. Este se destruye en la primera capa del carbón activo. 

Pero la función principal del carbón activo es absorber en sus poros compuestos orgánicos, es decir, elementos que están compuestos en alguna medida por carbono, como por ejemplo carbohidratos como la fructosa, la celulosa o el almidón; proteínas de seres vivos y grasas vegetales que se hayan disuelto en el agua.

Ósmosis inversa

La ósmosis inversa es el sistema más innovador dentro de los purificadores de agua. Funcionan a través de una membrana semipermeable que atrapa todas las partículas contaminantes del agua, que se expulsan después mediante un sistema de limpieza constante. De esta forma la ósmosis inversa consigue eliminar hasta el 99% de las sustancias tóxicas que hay en el agua, como sedimentos, virus, bacterias, cloro, metales pesados, fluoruros, plomo y arsénico.

La mayoría de las máquinas de ósmosis inversa constan de cuatro pasos. Para empezar cuentan con un prefiltro de cartucho sedimentador cuya función es eliminar los sedimentos y las partículas que puedan perjudicar la membrana de ósmosis inversa. Este tipo de prefiltros suelen tener cinco micras.   

El segundo paso es el filtro de carbón activo. Efectivamente, el carbón activo se utiliza dentro de las máquinas de ósmosis inversa, pero es un proceso que se complementa con otros pasos, por eso la ósmosis es muchísimo más efectiva que un filtro de carbón activo a secas. En este punto se elimina el cloro que puede dañar la membrana, logrando así mejorar el sabor y el mal olor que puede tener el agua del grifo. 

Una vez que el agua pasa por el filtro de carbón activo llega a la membrana de ósmosis inversa. Es el paso más importante, puesto que es en esta membrana donde quedan atrapadas la mayoría de sustancias nocivas y tóxicas. 

El postfiltro de carbón activo representa el último paso. Se trata de una protección extra para que el agua que se almacena en el tanque de la máquina no se llene de bacterias o contaminantes que pueda tener la propia cavidad. 

Vemos, por tanto, que mediante un filtro de carbón activo se puede purificar de alguna manera el agua, pero solamente logramos mejorar su sabor y su olor y eliminar algunas sustancias como el cloro y otros contaminantes orgánicos, sobre todo si son partículas suspendidas de tamaño grande. Sin embargo, este tipo de proceso no es suficiente para obtener un agua saludable. 

Con las máquinas de ósmosis inversa, por el contrario, se eliminan hasta el 99% de los contaminantes que pueda haber en el agua, logrando así un agua apta para su consumo y saludable para nuestro organismo.

 

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