Un ósmosis es una membrana que podemos imaginar como un folio de látex, muy poco permeable al agua y que se enrolla como un pergamino, se prensa y se encapsula en un canuto cilíndrico. Su porosidad es de 0,001 micras, aproximadamente. Esta membrana ayuda a eliminar el 95% de la dureza del agua, dejándola prácticamente purificada, aunque todavía no sea un agua totalmente idónea para el consumo humano. Para que esto suceda, las máquinas tienen unos post-filtros que remineralizan el agua, para que sea óptima para el consumo.
Por lo tanto, vemos que un equipo de ósmosis inversa utiliza diferentes filtros. Dada la función que realizan de retener los contaminantes, es fácil imaginar que estos deberán cambiarse cada cierto tiempo. ¿Cuánto?
Lo primero que debes saber es que el proceso de cambio de la membrana es complejo y, por tanto, lo debe realizar un servicio técnico especializado. La membrana se debe cambiar cada tres años, aunque, si la zona en la que vives proporciona un agua no muy dura, se podría alargar hasta cuatro años.
Más allá del tiempo, hay algunas señales que indican que es necesario cambiar la membrana:
- Cuando el flujo de permeado disminuye en torno a un 10 o 15%.
- Cuando el diferencial de presión aumenta entre un 10 y 15%. Esto se calcula restando a la presión del flujo de alimentación (el agua purificada) la presión del flujo de rechazo.
- Cuando el rechazo de sales disminuye entre 1 y 2% Para calcularlo deberás tener en cuenta los flujos de alimentación y permeado y la concentración de sales totales disueltas en ambos.
¿Cuándo hay que cambiar el resto de filtros?
Respecto al resto de filtros que incorporan las máquinas como el de sedimentos o los de carbono, que se encargan de eliminar los químicos como el cloro y los malos sabores, se deben sustituir de forma anual.
Igual que con la membrana, en la vida útil de los filtros tiene mucho que ver la calidad del agua que se utilice en el proceso. Evidentemente, los filtros se desgastarán menos si el agua tiene una buena calidad y, por el contrario, en zonas en las que la calidad del agua es menor, habrá que cambiarlos con mayor asiduidad.
Todo ello sin olvidar que el equipo de ósmosis inversa requiere de un mantenimiento o una higienización anual. Este proceso también debe realizarlo un profesional, ya que no debemos olvidar que se trata de manipular el equipo que nos proporciona el agua que después bebemos y que el desconocimiento puede llevarnos a cometer errores que perjudiquen nuestra salud. Además, para realizar estas tareas de mantenimiento de las membranas y filtros hace falta material y herramientas específicas que no cualquiera puede obtener.