Cuando se toma conciencia de la necesidad de cuidar de uno mismo para vivir de una manera saludable y en armonía con el entorno, se suele intentar adquirir hábitos sanos. Una de las mejores maneras de incluir estos nuevos hábitos en nuestra rutina diaria es adaptar la vivienda para que los propicie.
Se trata de pequeños cambios, que tendrán un impacto muy positivo en tu bienestar físico y que te ayudarán a sentirte mucho mejor contigo mismo y con el ambiente de tu hogar.
La lista de la compra
¿Has decidido comer más sano? Es posible que uno de los propósitos recurrentes de año nuevo sea dejar de picar entre horas, o por lo menos, sustituir el picoteo habitual por snacks saludables.
La mejor manera de dejar de comer cosas indeseadas es no incluirlas en la lista de la compra, de manera que nunca entren en casa. Esto no significa que inicies una dieta estricta, ni que no puedas comer lo que quieras cuando estás fuera.
Pero si has decidido sacar de tu rutina diaria la comida basura, una buena manera de ser consecuente es limitarla a los encuentros sociales y comidas fuera de casa.
Ejercicio y meditación
Además de la alimentación, es siempre beneficioso cuidar nuestra salud física. Para mantener nuestros cuerpos fuertes y vigorosos no hay receta más efectiva que el ejercicio físico.
Está demostrado que dedicarse tiempo a uno mismo mejora ampliamente el bienestar y la calidad de vida, sin embargo, con el ajetreo del día a día y la vida acelerada que se lleva en la actualidad se hace difícil encontrar el momento idóneo.
En este artículo, hablamos de salud y bienestar, no te vamos a dar las claves para convertirte en un atleta de élite ni de tener un cuerpo 10. La buena noticia, es que puedes dedicar unos pocos minutos al día al ejercicio y meditación, y estos momentos de autocuidado ya significarán un cambio muy drástico con respecto a no tenerlos.
¿Cómo puedes propiciarlos?
Dejando una esterilla accesible en el salón, te recordarás que tienes que aprovechar un momento para mejorar tu salud física y mental. Una rutina de cinco minutos de calistenia y cinco de estiramientos o meditación son suficientes para notar un gran cambio en poco tiempo.
Consumir agua purificada
Si intentamos consumir alimentos más sanos es porque sabemos que lo que ingerimos tiene un impacto directo en la salud de nuestro cuerpo.
Nuestro sistema digestivo está diseñado para incorporar todas las propiedades beneficiosas de los alimentos, almacenar la energía sobrante en forma de grasa por si hiciera falta en el futuro, y filtrar los elementos nocivos o inservibles.
Entre estos últimos se encuentran los tóxicos, las toxinas y las bacterias, con los que nos vemos obligados a convivir y consumir.
Cuando bebemos agua filtrada y purificada, le ahorramos a nuestro cuerpo el trabajo de depuración y le ayudamos a mantenerse más sano, y esto repercute directamente en nuestra salud y vitalidad.
Tener un sistema de filtración de aire
Algo parecido a lo que se explica en el punto anterior sobre lo que ingerimos ocurre con el aire que respiramos.
El reciente estado de pandemia nos ha demostrado lo necesario que es contar con un buen sistema de ventilación y lo nocivos que pueden llegar a ser los virus y las bacterias que se transmiten a través del aire.
Un purificador de aire elimina este tipo de patógenos de una manera completamente inocua para tu salud y la de tu familia.
Elimina los químicos de la limpieza
Para protegernos de las bacterias se suele recurrir a productos de limpieza que en muchas ocasiones contienen elementos tóxicos que forman parte de su formulación.
Y es una manera de eliminar un peligro creando otro.
Este tipo de productos son muy dañinos para la salud y para el medio ambiente.
En la actualidad existen alternativas tanto que permiten mantener tu casa impoluta de una manera inocua.